martes, 18 de agosto de 2009

Hoy al levantarme, he cambiado de destino y me he encaminado hacia Varkala, aqui estaré hasta que comience el ONAM.
Me he hospedado en Casa Eva Luna, 450 inr/ dia. El trato exquisito, muy amables, en unos segundos me han explicado todo lo que se puede hacer por estos lares. La ubicación, escondido entre palmeras y sin agobios de trafico ni pitos sonando. Rodeado de palmeras y de fondo la música del graznar de los cuervos.
En la vida había visto tantos cuervos.
Algunos pájaros cantaban bellas melodias para llamar la atención de sus amadas, y alguna cabra balando con cierta timidez, por si despertaba a sus predadores. Después de dejar las mochilas, me ido caminando al acantilado, también llamado Cliff. De punta a punta lo he recorrido, entre neblina y humedad he empapado mi ropa en sudor.
El mar embravecido, pintaba de blanco la cresta de sus olas que batian los acantalidos al ritmo del tambor.Que un joven keralita hacía sonar para así agilizar su venta a los turistas.
Las aguilas pescadoras expandían sus alas y flotaban en el cielo, buscando algún pez curioso en la superficie. A la vez que dibujaban circulos concentricos por encima de los acantilados.
Al retorno, como el maestro Alfonso indica, parada en el Cafe del Mar. Espectacular comida, un atún fresco poco hecho con guarnición y unas empanadillas de carne (Samosa), muy parecidas en sabor a las empanadillas chilenas.
He coincidido con dos chicas de Castellón, llevaban un mes en un asram y les quedaba otro más en Kerala. Una de ellas, me comentaba la diferencia que existe entre la gente del norte y los Keralitas. Aviso a navegantes, no hay comparación.
Hoy por primer vez, he visto tres vacas pastando de camino a Varkala.También a un pastor que conducia su rebaño de seis búfalos por el medio de la carretera.
Los 45 Kms.(aprox.) que separan Varkala de la capital, ha sido otro rally donde más de quinientas veces, el chofer ha hecho sonar su claxón.
En el paseo del Cliff, había un zapatero remendón al que le he encargado unas sandalias de cuero por 200 inr. a medida.
Me encantan los artesanos, me recuerdan mi infancia en el barrio del Carmen de Valencia. Lleno de artesanos y gente humilde y familiar.
Al regreso, parada en la farmacia ayurvédica donde he vuelto a coincidir con las castellonenses. Han comprado media farmacia.
Yo siguiendo los consejos del artista y maestro D. Alfonso, me he comprado los jabones que recomienda en su blog. Exquisito el aroma, y alucinante el resultado de su contacto en mi piel. Los productos ayurvédicos, son dignos de un articulo a parte.
Ya de regreso a Casa Eva Luna, la tranquilidad y el sosiego me han envuelto en un extasis de armonía con el entorno.
La cena preparada por Esther, exquisíta.
A posteriori han llegado tres catalanas de excursión a Alappuzha, han venido encantadas de sus cuatro horas en los backwaters. Con ellas y Esther he podido practicar mi lengua materna.
Ya de noche, aqui en el trópico a las siete, han comenzado a sonar tracas por varios sitios. La fallas en Varkala, he pensado. Se ve, que por aquí es nornal el uso de tracas.
La habitación, está muy bien. Cama amplia y colchón duro , como a mí me gusta. Un baño adecuado y vistas al jardin posterior.

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